lunes, 12 de diciembre de 2016

¿Te acuerdas de Predrag Spasic?



- Como para no acordarse. Aquel muro defensivo con aquella alopecia ochentera que tanto se exhibía por aquella época sin complejo alguno. Así era el yugoslavo Predrag Spasic ( Предраг Спасић en cirílico serbio). Un tipo singular nacido en Kragujevac, Yugoslavia (actualmente Serbia), el 28 de septiembre de 1965. Alto, espigado... su madre debió sentirse muy orgullosa al ver que su hombrecillo se convirtió en un hombretón de más de metro noventa y que años después lideraría la selección de su país.

Spasic era un defensa rocoso, muy rocoso. Tal vez no era muy elegante en sus movimientos, pero la técnica que poseía era todo un lujo, algo digno de ser admirado. Sus marcajes eran pegajosos, más bien excesivos, por lo que muchas veces veía el color de la tarjeta que te mandaba para los vestuarios. Tal vez no tuvo la suerte esperada durante su estancia en España, ya que Spasic defendió las camisetas de Real Madrid, Osasuna y Atlético de Marbella. El muro yugoslavo abandonó territorio  español con más pena que gloria, ya que muchos esperaban que se convertiría en una leyenda blanca a su paso por Madrid. Lamentablemente o injustamente, su aventura española fue de mal en peor.

Predrag Spasic con el Real Madrid.
- Pero antes de jugar en España, evidentemente, el bueno de Predrag comenzó jugando en su país natal, lo que antes conocíamos como Yugoslavia.
Spasic comenzó su carrera como futbolista en el club de su ciudad, el FK Radnički Kragujevac, y debutó con el primer equipo en 1984. Allí permaneció durante cuatro temporadas hasta que en 1988 el Partizan de Belgrado, uno de los equipos más fuertes de la liga yugoslava, se hizo con sus servicios. Ahí es cuando se produce la eclosión de un jugador con tintes de jugadorazo, puesto que en cuestión de poco tiempo sería llamado por la selección de Yugoslavia. Su papel como central en el Partizan fue tan destacado, que hasta el mismísimo Real Madrid llamó a su puerta.
Tan buena fue su actuación en el Mundial de Italia 90 que varios clubes de Europa pretendieron hacerse con el jugador. Pero finalmente sería el conjunto blanco quien pagó 200 millones de las antiguas pesetas para ver a Spasic de blanco. El club -presidido por Mendoza- pretendía al defensor inglés Des Walker, pero como éste no llegó, se cerró rápidamente la contratación de Predrag Spasic.

Muchos se frotaban las manos con el fichaje del balcánico, quien comenzó la temporada 1990\91 siendo titular en la zaga madridista. Pero no todo saldría como se aguardaba. Spasic perdió peso en la titularidad de un grande de España que en aquel curso llegó a contar con cuatro entrenadores. Es posible que por la cabeza del zaguero aún ronde aquel gol en propia puerta frente al F.C. Barcelona, el eterno rival del Real Madrid. Peor no le pudo ir al bueno de Predrag, que al término de aquella fatídica temporada marcharía traspasado al Club Atlético Osasuna.

Parece que le fue algo mejor en Pamplona... al menos en sus dos primeros años. Spasic fue ganándose la confianza de Pedro Mari Zabalza, quien por entonces dirigía el banquillo de los rojillos. Sería en el curso 93\94 cuando el Osasuna descendió a Segunda División tras una nefasta campaña.
El yugoslavo sí consiguió jugar en la categoría de plata española, aunque no como osasunista. Y es que Spasic estampó su firma con el Atlético de Marbella, modesto equipo con el que se estrellaría del todo. Tan solo disputó cinco partidos con el club andaluz, así que el jugador ya sopesó su marcha inminente de España. Parece que fue un país gafe para un tipo que parecía tener talento, o eso había demostrado tanto en el Partizan como en la selección yugoslava.

Cabizbajo debió abandonar nuestro país para regresar de nuevo a su tierra natal, la que sí le vio triunfar. Fichó por el FK Radnički Jugopetrol, un club yugoslavo del mismísimo Belgrado en el que duraría lo mismo que un caramelo en la puerta de un colegio. Tan solo se vestiría de corto ocho veces hasta decidir abandonar la práctica del fútbol, y a los 31 años decidió retirarse. El llamado "Agente Spasic" (un apodo obra del diario Marca), acabaría maldiciendo su paso por la Liga Española, donde esperó triunfar y de donde salió gafado.

Spasic cuajó una excelente actuación en el Mundial de Italia 90 convirtiéndose en la bestia negra de España.

- Pero tampoco nos llevemos a engaño, pues Predrag Spasic era un gran futbolista, o al menos eso demostró con su selección. En sus 34 internacionalidades demostró grandes maneras y lució un cartel de defensa infranqueable. Sus marcajes fueron desesperantes y eso demostró en el lejano Mundial de Italia 90, su primer evento importante como jugador internacional.

El propio jugador llegó a reconocer que nunca olvidará aquel 19 de enero de 1991, día en el que cabeceó el esférico a su propia portería en un partido tan importante como el clásico entre Barcelona y Madrid. Pese a no tener suerte en nuestra liga, Spasic siempre será recordado por sus férreos marcajes a Emilio Butragueño en el Mundial de 1990. España quedó eliminada por Yugoslavia en aquel Mundial, en un partido en el que Predrag Spasic fue el mejor.

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