- Vayamos con otra historia de un portero que quizás no figure entre los más destacados de la selección yugoslava, aunque sí figurará como uno de los que tuvo la oportunidad de defender el marco del extinto combinado balcánico. Fue precisamente en 1958, cuando Yugoslavia acudió a su quinto Mundial de la historia. Nuestro protagonista de hoy fue el tercer guardián yugoslavo junto a Srboljub Krivokuca y el inolvidable Vladimir Beara.
Gordan Irovic (Гордан Ировић en cirílico serbio) fue un guardameta cuya carrera deportiva comprendió entre mediados de los años cincuenta y finales de los sesenta. Según los medios de su época, Irovic era un portero con una seguridad y reflejos asombrosos. Era un tipo simpaticón que se calzaba los guantes para trabajar duramente los noventa minutos del partido.
Nació en la capital yugoslava de Belgrado allá por el 2 de julio de 1934 y se crió rodeado de otros niños que soñaban con ser grandes deportistas en una Yugoslavia inestable por sus constantes conflictos políticos. Irovic no era un chico estudioso, pero supo compensarlo convirtiéndose en un magnífico portero que también había probado suerte como jugador de campo, ocupando la posición de centrocampista concretamente.
Aquellas inquietudes como deportista le llevaron a mudarse a Croacia para jugar en uno de los mejores clubes de los Balcanes. Sus padres no parecían estar muy de acuerdo con su marcha a Zagreb, pero Gordan siempre tuvo claro que el fútbol acabaría siendo su profesión.
Durante siete temporadas formó parte del histórico Dinamo de Zagreb, equipo con el que conseguiría debutar en la liga yugoslava en 1957. Al serbio no le costaría hacerse con la titularidad. En cuestión de poco tiempo acabaría siendo el meta regular del conjunto croata, llegando a disputar un total de 94 partidos.
Después de vivir una preciosa etapa como meta del Dinamo, y tras ganar una mayor fama con su inclusión en el equipo nacional, Gordan Irovic acabó marchándose a Alemania tras su fichaje por el FSV Oggersheim. Allí jugaría durante la campaña 1965\66, aunque no sería muy destacado su paso por el fútbol alemán.
Al año siguiente jugó en el país vecino. Irovic estampó su firma con el Wacker Innsbruck austriaco, y, una vez finalizada la campaña 1966\67, el meta serbio decidió colgar las botas para dedicarse a otras labores ajenas a ese deporte del que siempre quiso vivir.
La de Irovic fue una carrera bastante corta, aunque intensa. Conquistó dos títulos de liga y otros dos de Copa con el Dinamo de Zagreb, el club con el que basó su vida deportiva desde sus inicios como futbolista. En lo que al fútbol internacional se refiere, su papel no es tan destacado.
Irovic (primero por la izquierda) fue uno de los tres porteros de Yugoslavia en Suecia 1958. |
Pese a no disputar ni un solo minuto de la Copa del Mundo de Suecia en 1958, Aleksandar Tirnanic tuvo en cuenta a Irovic para ser el tercer portero de la selección. El equipo yugoslavo no pasaría de cuartos al caer eliminado ante Alemania Federal.
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