- Quizás su nombre traiga amargos recuerdos con sabor añejo a muchos aficionados de la selección española, pero también debemos recordar a uno de los mejores defensas yugoslavos de todos los tiempos que hizo algo más que apear a España en sus aspiraciones de participar en el Mundial de Alemania 1974. Se llamaba Josip Katalinski, aunque también era conocido como "Škija".
Vino al mundo en la antigua capital yugoslava de Sarajevo (2 de mayo de 1948), hoy en día capital de la república de Bosnia & Herzegovina. Comenzó a jugar al fútbol en un pequeño club llamado F.K. Igman con sede en Ilidža y perteneciente a un suburbio de Sarajevo.
En este modesto club estaría hasta 1964, momento en el que fuera visto por ojeadores del F.K. Željezničar, club que le ofrecería una completa formación dentro de su sistema juvenil. Katalinski aceptó la propuesta y tan solo permanecería un año en las secciones menores del conjunto de Grbavica, ya que su calidad insultaba a las categorías más modestas.
Josip no era un defensa cualquiera. Era un jugador muy ofensivo, algo que en aquella época era bastante novedoso, solo hombres como Beckenbauer jugaban así. El bosnio tomó buena nota del alemán a lo largo de su vida deportiva, lo que le hizo marcar bastantes goles.
Como zaguero era un tipo bravo, un defensa central muy rocoso, típico de aquella lejana década de los setenta. Tenía un cuerpo atlético, lo que le ayudaba a ganar muchas pujas, y por alto era muy eficaz, tanto en ataque como en la zona de retaguardia.
Así pues, su carrera profesional comenzaría con el Željezničar, con el que en cosa de un año debutaría en la liga yugoslava a los diecisiete años de edad. En poco tiempo ya era un jugador destacado en su país, ya que en 1972 se produciría su estreno internacional con la selección yugoslava.
Fue eternamente titular en su equipo, o al menos hasta que decidió abandonarlo en 1975. Hasta entonces participó en 550 partidos en los que demostró una sorprendente habilidad de cara el gol, pues en ese tiempo firmó más de cien dianas el zaguero balcánico.
Sus buenas acciones le llevaron a ser elegido "Mejor Futbolista Yugoslavo del Año" en 1974, y muchos clubes se interesarían por él visto el talento que derrochó sobre el campo en sus apariciones internacionales.
Katalinski quiso probar suerte en el extranjero y se marchó a Francia, algo que todavía no era tan normal por aquella época. En 1975 firmó un contrato que le uniría al OGC Nice durante los tres últimos años de su carrera.
Tuvo sus buenos inicios con el Nice. Škija participó en más de cien partidos de liga con este conjunto francés del que ya muchos ni se acuerdan. También dejó constancia de su huella goleadora en la liga francesa, ya que el bosnio hizo 28 goles durante su etapa en el fútbol extranjero hasta que en 1978 decidió colgar las botas.
El fin de su carrera lo marcaron las lesiones, razón por la que tuvo que retirarse demasiado joven, a los treinta años de edad. Después ejercería como entrenador y coordinador de jóvenes futbolistas, además de ejercer como vicepresidente de su querido F.K. Željezničar.
Josip Katalinski parecía invencible sobre el terreno de juego, pero una larga enfermedad le arrebataría el último partido de su vida el 9 de junio de 2011. En su honor, la Asociación de Fútbol bosnia celebra anualmente un torneo que lleva su nombre para así recordar a uno de los mejores zagueros bosnios de la historia.
Un gol de Katalinski metió a la selección de Yugoslavia en el Mundial de Alemania 1974. |
- Se dice que Katalinski jugó para el equipo juvenil de Bosnia & Herzegovina antes de entrar a formar parte de la histórica selección de Yugoslavia. A ella se incorporó en 1972 para jugar en sus secciones menores y de seguido entrar a formar parte del equipo absoluto, con el que llegó a participar en 41 partidos en los que hizo diez goles.
Pero el gol más importante de su vida se lo hizo a la selección española el 13 de febrero de 1974 en el Waldstadion de Fráncfort. Aquél día anotaría el único gol del partido, el que clasificaría a Yugoslavia para el Mundial de Alemania de 1974 y dejaría fuera a los españoles. Fue un héroe nacional para el país balcánico y un eterno verdugo para la "Roja".
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